Dirigida por Susan Seidelman, Smithereens es una película independiente que captura con crudeza y autenticidad la escena punk neoyorquina de principios de los 80. Con una estética sucia y un tono melancólico, el filme sigue a Wren (Susan Berman), una joven ambiciosa pero errática que sueña con ser parte del mundo de la música y el arte underground, pero cuya actitud egoísta y autodestructiva la deja atrapada en un ciclo de rechazo y desilusión.

Uno de los aspectos más destacados de la película es la presencia de Richard Hell, ícono del punk y exintegrante de bandas como Television, The Heartbreakers y Richard Hell & The Voidoids. En Smithereens, Hell interpreta a Eric, un músico cínico y oportunista que encarna la actitud desencantada de la escena neoyorquina. Su personaje es tanto una atracción como una advertencia para Wren, reflejando el lado más frío y explotador del mundo al que ella intenta acceder.

El Nueva York que retrata Seidelman no es el de los rascacielos y la opulencia, sino el de los callejones grafiteados, los clubes decadentes y las calles plagadas de desesperanza. La película transmite una sensación de alienación y desarraigo, enfatizada por la actuación de Berman, quien encarna a la perfección la arrogancia y vulnerabilidad de una generación que busca desesperadamente dejar su huella.

Uno de los mayores logros de Smithereens es su realismo casi documental, con una cinematografía granulada y naturalista que evoca el cine verité. La banda sonora, con bandas como The Feelies y la presencia misma de Richard Hell, refuerza la atmósfera punk y caótica del relato.

Aunque Wren es una protagonista difícil de querer, su historia resuena como un reflejo de los sueños rotos y la lucha por la autenticidad en un mundo que no parece ofrecer oportunidades reales.

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