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Un grupo de amigos deciden cerrar las ventanas de una casa, amenazados por
una ciudad desértica y coaccionada. Una novedosa pandemia asolaba y se
exhibía arrogante y eterna. Estos amigos saben que sin crear todo siempre es
peor. Invocan a los espectros de los más antiguos ritos paganos para
protegerse. Piden ayuda a la tumba de los malditos, de los dadaístas y
surrealistas, se inclinan ante las tumbas de toda la comunidad artística
disfuncional.
La poesía, la performance teatral y la experimentación sonora se mezclan con
el baile y la reflexión filosófica en torno a temas como el lenguaje, el
presente del arte y los eminentes abismos que esperan a la sociedad
capitalista moderna. Un polifacético ritual entre una espesa bruma conducido
por una devoción feroz a las deidades musicales. Una búsqueda que nunca
quiere detenerse, pero que sabe la importancia del reposo. Documento y
experimento fusionados, dónde el riesgo formal permanente persigue el único
fin de resistir a través de la creación, espontánea o planificada, a los
macabros vientos de su tiempo.
Aprovecho este momento para agradecer a los realizadores Sofía y César por
confiar en este espacio para compartir su material.